por que mi hijo no come

¿Por qué mi hijo no come?

La disminución del apetito, causada por la baja tasa de crecimiento, es común en niños de alrededor de un año de edad.

Causas por las que tu hijo no come


Sin embargo, un problema alimentario puede ocurrir si uno de los padres o uno de los cuidadores trata de obligarlo a comer o está demasiado preocupado por su apetito o sus hábitos alimenticios.

La atención adicional que reciben los niños con trastornos de la alimentación cuando los padres los amenazan o intentan persuadirlos puede volverse en su contra y por lo tanto, reforzar la tendencia del niño a negarse a comer, algunos incluso pueden reaccionar vomitando a causa los intentos de alimentación forzada.

Los niños pequeños deben realizar cinco comidas al día. Las comidas deben tomarse al mismo tiempo que las de los otros miembros de la familia y se debe evitar distracciones como la presencia de mascotas o la televisión.

El niño debe ser alentado a sentarse en la mesa, cuando este arroja alimentos intencionalmente, se debe llamar la atención al niño y hacerlo partícipe de la limpieza. Estas técnicas ayudan a mantener el equilibrio entre el apetito del niño, la cantidad de alimentos consumidos y las necesidades nutricionales.

Comer es necesario para el crecimiento de los más pequeños de la casa, y cuando los niños pierden el apetito o no desean comer, es porque algo serio está pasando.

Cuando lo intentamos pero se niega, siendo vanos todos nuestros esfuerzos, y el chantaje o la dulzura no funcionan, es porque algo puede estar afectando a su salud. Hoy en día solemos cuidar más aún la alimentación de nuestros hijos, evitando los desayunos cargados de calorías, mejorando los hábitos de comida basada en una dieta libre de grasas trans y productos procesados que puedan afectar al organismo del niño.

Para los niños, comer es una actividad más del día, ya que cuando están entre los dos y tres años, prefieren estar en el jardín jugando, saltando y siendo un poco más autónomos para mejorar sus funciones motoras. Y para ellos, la comida solo es algo más que tienen que hacer al día, dedicándole solo el tiempo necesario.

Los niños suelen sentir menos hambre de lo que un adulto puede tener durante el día, aunque algunos psicólogos señalan que los niños suelen rechazar la comida como gesto de autonomía, expresando así su deseo de valerse por sí solos.

Así que en algunos momentos tendrás que respetar las opciones alimentarias de tu hijo, ya que esto le permitirá desarrollar mejor su relación con los alimentos que desea comer.

Respeta el apetito de tu hijo

En el mejor de los casos, no hay que forzar al niño a comer. Es mejor evitar que tu hijo comience a tener una mala relación con la comida que se le sirva y quizás sus demandas puedan crecer si no se le aplica el lenguaje adecuado para que aprenda a comer poco a poco.

Con un poco de afecto y quizás algunos juegos, podrás ir ganando su apego por la comida para que no sienta demasiada presión cuando esté sentado en la mesa.

¿Por qué son difíciles en la mesa?

Los niños que suelen tener problemas para comer tienden a comer solo porciones pequeñas, una cantidad que para ellos no representa ningún problema. La cuestión es que para su crecimiento es necesaria una alimentación equilibrada donde la diversidad de alimentos es necesaria, cosa que suele disgustar a la mayoría.

Quizás exista un factor fisiológico que reduce el apetito, un problema genético que esté relacionado con el crecimiento, aunque en muchos de los casos el problema siempre es psicológico, donde las emociones y el estado de ánimo son los que causan el problema durante la comida.

Es en este caso, donde se requiere la ayuda de un profesional o buscar información acerca de los mecanismos y métodos que ayuden al niño a querer comer.

¿Cuáles son las consecuencias?

Estos problemas que presenta el niño para comer puede causarle graves problemas de crecimiento y una serie de consecuencias durante su desarrollo psicomotor.

Pueden aparecer una serie de enfermedades crónicas y un posible riesgo de desarrollar trastornos estomacales sin dejar atrás las deficiencias nutricionales que pueden derivar en problemas emocionales y sociales, dificultando sus días en la guardería o escuela, mostrando síntomas de letargo y falta de interés por aprender.

Estrés y ansiedad

Hay que alentar a los padres a estar atentos con este tipo de comportamiento por parte de sus hijos. Según los estudios, la ansiedad de los padres puede incluso empeorar el comportamiento alimentario del niño, ya que puede crear una atmósfera negativa asociada con la hora de comer.

Disminuir la tensión y las emociones negativas en el momento de las comidas es beneficioso. Se pueden evitar muchas escenas desafiantes poniendo la comida frente al niño y retirándola después de 20 o 30 minutos, sin hacer comentarios.

Se debe permitir que el niño coma lo que elija entre los alimentos que se ofrecen a la hora de comer y los refrigerios de la mañana y la tarde. En cualquier otro momento, el consumo de alimentos y bebidas debe limitarse más allá del agua.